Córdoba: postales la década fraguada




Llegamos a Córdoba en plena consumación del fraude contra el Frente de Izquierda. La "década ganada", pasada por el tamiz delasotista, ya sea en su versión "menchevique" (el schiarettismo, que fue todo lo kirchnerista posible, sin dejar de ser delasotismo), o en su vertiente pura y dura bajo las órdenes de "José Manuel"; dejó sus marcas en el paisaje urbano.
Un engendro con forma de panal de abejas que se levanta al costado de la vías y al que llaman "nuevo centro cívico", donde funciona la nueva Casa de Gobierno. Un faro en una ciudad donde el "mar" más cercano está en la Laguna de Mar Chiquita. Una fuente incrustada en la intersección de dos de las calles más circuladas del microcentro (Av. Vélez Sarfield y Boulevar San Juan), frente a la Casa Radical y al Patio Olmos, que tiene como único objetivo entorpecer aún más el caótico tránsito (¿que dirían los creativos de Hortensia de este "contradalmaciazo"?). Un shopping, el "Paseo del Buen Pastor", con aguas danzantes, en lo que fue desde antes de la dictadura una cárcel de mujeres, donde se encerraba a detenidas políticas. El "paseo de compras", según la placa, es en "homenaje a todas las mujeres" (cuac) 
Postales de la "cultura urbana" del delasotismo que también tiene su fin de ciclo y que pueden ser tomadas con humor o desinterés en tiempos de "paz", pero pueden sumar al efecto acumulativo en el declive, por lo bizarro e inútil.

¿Hegemonía?
Y el declive es evidente, no sólo del delasotismo, sino del conjunto del régimen político (acá y acá, Eduardo C. escribe algunas cosas al respecto).
Los números de la elección dicen mucho de la crisis de la política burguesa de la Docta. La lista oficial (Unión por Córdoba, delasotista) gana tan sólo con el 26,54% de los votos, la segunda (UCR) obtiene el 22%, el FPV y el PRO salen tercero y cuarto respectivamente con el 15 y 14%, quinto se ubicó el FIT con el 7.48%. 
Para comparar con alunas otras provincias: en la CABA el ganador (PRO) lo hace con el 34.46% de los votos en la categoría de diputados, en senadores con Michetti logra el 39.25%; en Santa Fe el Frente Progresista gana con el 42,3% de los votos; en Mendoza la UCR con el 47,72%, en Neuquén el MPN (que está en crisis y dividido) gana con el 40%, en Jujuy el Frente Jujeño triunfa con el 40,16%. 
En la provincia de Buenos Aires, el "derrotado" Martin Insaurralde saca 6 puntos más que la lista de De la Sota (32,18%), pero la diferencia es que el ganador, Massa, saca casi el 44%.
Esto último es importante porque incluso en aquellas provincias donde hay derrotas oficialistas, las alternativas obtienen una suma considerable de votos. Aunque desde el punto de vista nacional, hay una debilidad del conjunto de las coaliciones burguesas para poner en pie un liderazgo para la sucesión de CFK (ya sea dentro como fuera del peronismo), desde el punto de vista de los regímenes locales, en la mayoría de las provincias entre los partidos o alianzas más importantes, suman desde el 65 hasta casi el 80% de los votos. 
En Córdoba, los dos partidos y coaliciones (ejem...) "hegemónicas" (UPC y UCR) apenas arañan entre las dos sumadas el 50% de los sufragios. Y en la capital, donde se concentra la mayoría de los trabajadores y el gran movimiento estudiantil, la ecuación se invierte y se debilita aún más: la UCR gana con el 20.7%, lo sigue el PRO con el 16.62%, tercero sale UPC con el 15% y cuarto el FPV con el 14%; aquí el FIT obtiene 12.24%, a dos puntos del FPV y a 8 del "ganador".
Tanto el PRO como el FPV están basados más en las figuras, que en una construcción o peso orgánicos: "la coneja" Baldasi en el caso de los chetos amarillos y Carolina Scotto por el kirchnerismo. 
Scotto logró romper el techo del 10% que tenía el kirchnerismo en Córdoba en los últimos tiempos, pero ese logro está más basado en el prestigio de su figura que en el apoyo al "proyecto" o en una construcción orgánica. Es un kirchnerismo tardío (en un marco de un fin de ciclo del proyecto nacionalmente) ligth y descafeindado. Luis Juez, que concentraba en su figura mediática un poco de los dos, puede decirles a ambos: "yo ya estuve ahí y con mucho más votos", hoy su lista se redujo a su mínima expresión, 5.7%.
Birlarle la banca al Frente de Izquierda, para dársela a un Mestre (el hermano del intendente e hijo del legendario "Chancho", es quien se queda con la novena banca), es importante en el marco de esta suma de debilidades. Mestre sueña el sueño de los "neo-municipalistas" (que tienen a Massa a la cabeza) y que producto de los cambios estructurales de la Argentina de los últimos tiempos y las distintas combinaciones que el régimen hizo para mantener la "gobernanza" (uno de los que "empoderó" a los intendentes fue el propio Néstor Kirchner, para puentear a los gobernadores), tienen un nuevo protagonismo. Habría que avisarle que para tremendas aspiraciones tendría que tener un poco más que el 20%, además de fijarse el "detalle" de si los colectivos que compra tienen, como mínimo, rampas para los discapacitados.
En estas debilidades está en parte la base de la simpatía de la campaña del Frente de Izquierda de la que muchos voceros (y a la vez creadores) de la opinión pública se están haciendo eco. 

Las causas y las oportunidades
Las recientes elecciones nacionales demostraron, según algunos análisis, una "homogeinización" mayor del país. Elecciones como las que hizo el FIT en Mendoza o  la del PO en Salta, demostraron la relativización del "feudalismo" de las provincias argentinas. Es que desarrollo desigual y combinado no es sinónimo de estancamiento absoluto y la "administración" burguesa, no solo de la economía sino de las sociedades, obliga a ciertas "modernizaciones" hechas a la manera del capital y bajo el imperio de sus necesidades.
Así como la conservadora Salta o la conservadora Mendoza, no lo son en términos absolutos, tampoco lo es la conservadora Córdoba.
El feudalismo delasotista, un intento de vuelta el menemismo pre-2001 es disfuncional a los tiempos que corren (por lo menos si no cambia la relación de fuerzas). Su versión radical, el mestrismo, no es una gran alternativa, digamos. 
Si hay crecimiento económico, se puede boludear inaugurando faros sin mar y otras bizarreadas. 
Cuando, como también a nivel nacional, se empiezan a complicar las cosas (Córdoba vive esencialmente de la soja y del complejo metalmecánico), el humor social puede empezar a traducirse en la "esferca" política.
El escándalo de la "narcopolicía", que se convirtió en "narcopolítica", de unas fuerzas de seguridad que ya tenían la fama de ser las garantes del paraíso de la trata, hizo su aporte al desgaste general.
Ahora la denuncia y campaña contra el fraude, que se suma en la memoria colectiva al del año 2007, donde también la "democracia" fue blindada bajo siete llaves y por supuesto, no se abrieron las urnas (lo que demuestra, pasado el tiempo, lo correcto de acompañar el reclamo masivo que ponía en cuestión la falsa democracia).
En el año del 2010, el movimiento estudiantil ya había irrumpido con la "excusa" de una ley, para manifestar su descontento general contra el conservadurismo pro-eclesiástico y el autoritarismo.
Otros "fraudes" que tomaron notoriedad pública, gracias a las peleas de "minorías intensas" del movimiento obrero (Volskwagen o más recientemente Cargo-Ranault), y hasta cumplieron un rol en la caída del Ministro de Trabajo y jefe del SMATA, Omar Dragún; aportaron al desprestigio general.
Pese a todo esto, otro dato relevante que surge de la lectura de lo números es el bajo porcentaje de votos en blanco o nulos, o sea que el malestar es "político" (con lo bueno y lo malo) con las coaliciones burguesas y no todavía anti-sistema. Quizá porque todavía una ausente es la lucha de clases, que en Córdoba tiene la costumbre de manifestarse sin mucho aviso previo (ver acá y acá)
¿Cuánto de "efecto acumulativo" de bronca y malestar muestran los números de esta elección y cuánto tardarán en irrumpir de manera más abierta?
Como sea, la debilidad de la representación de las coaliciones burguesas le otorgan otra valoración a la representación política del Frente de Izquierda (en Córdoba Capital está muy cerca de todos) que se encuentra ante una oportunidad histórica. La elección también histórica y la relación de fuerzas que conquistó a nivel nacional (con tres bancas y legisladores) son otra ventaja para explotar esta situación y avanzar en el objetivo central: abrirse paso en las organizaciones del movimiento obrero y estudiantil.   
  

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